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Mostrando entradas de junio, 2015

"Tiene que haber un tipo de cambio único"

Dijo Marrero: “Tiene que haber un tipo de cambio único” Por  Eduardo Correa         Es posible que algunos no recuerden a César Enrique Marrero, economista graduado en la UCV en la época de la llamada cuarta república, y que una vez titulado no pudo conseguir empleo y optó por unirse a cuanta protesta y marcha pública ocurría por esa época, y ahí se veía a Marrero con su toga y birrete, y un cartel fijado al cuello que decía: “Economista Marrero, solicito empleo”. Para sobrevivir hubo de hacer de todo. “Fueron días muy difíciles para mí”, dijo. Y tuvo que ejercer de buhonero, chofer de funeraria y sepulturero. Y cuenta: “Fíjate, José Guerra entró al BCV por recomendaciones de Douglas Bravo, y Domingo Alberto Rangel me recomendó a mí. Pero dijeron que no podían contratarme porque era alcohólico, drogadicto y loco”. Sin embargo, el economista Marrero presentó una prueba, sacó dieciocho puntos y aun así no lo dejaron entrar. No importó el título y la nota sino las referenci

¿Acaso la radio pierde su magia y suficiencia?

¿Acaso la radio pierde su magia y suficiencia? Por  Eduardo Correa        Hace poco se celebró el Día del trabajador de la Radio, y fueron muchas las cosas que vinieron a mi mente. Vivencias y recuerdos se agolparon en mi memoria y aproveché para buscar en el baúl algunas fotografías y recortes periodísticos que guardo con cierto celo. Entre las reminiscencias topé con una frase que, dos décadas atrás, había proferido un radiodifusor de Portuguesa y en la que describía de cierto modo al profesional de entonces. Dijo: “Ahora el locutor no vive la radio sino que vive de ella”. Admito que la frase de marras me llamó la atención por partida doble. En una de ellas, percibía cierta sublimidad en aquello de “vivir la radio”, aunque se refería negativamente. Había, incluso, rasgos de filosofía. Pero el otro elemento que suscitó mi interés, era eso de que “se vivía de la radio”. No me satisfacía del todo por lo precario e inexacto de su contenido. ¿Cómo era eso de que el locutor vi

¿Se puede buscar la felicidad plena?

¿Se puede buscar la felicidad plena? Por  Eduardo Correa        Tal vez puedan sernos útiles las palabras profanas del francés André Gide: “Todas las cosas ya han sido dichas, pero como nadie escucha es necesario comenzar de nuevo”. Y es que el tema de la felicidad que plantea el título, desde que el mundo es mundo, la gente lo ha interiorizado y constantemente ha ido en su busca. Y por supuesto que el vocablo ha sido objeto de innumerables debates. De todo tipo. Antropólogos, sociólogos, filósofos, entre otros, plasmaron sus opiniones y estudios por siglos e insisten en ello. ¿Quién no piensa y quiere ser feliz? Deben ser muy pocos los que no anhelen esa forma de vida, aunque, como suele decirse en el argot popular, de todo hay en la viña del Señor. Mucha literatura ha rodado por el mundo con el tema de la felicidad. Y los grupos, pueblos y sociedades en general, se organizan con ese propósito y con ese fin. Pero, a muchos la felicidad les resulta esquiva, furtiva y l

El engaño

El engaño Ayer busqué en el mercado la comida de rigor y me asustó el vendedor con los precios liberados. El pollo y el pescado, la carne y el arroz, la pasta y el frijol imposible alcanzarlos. Pregunté en otro lado y la historia fue la misma ni siquiera una sardina pude traer del mercado. Y el gobierno sigue hablando de controles y medidas y promete a la familia hasta un Pacto Inflacionario. FEDECÁMARAS por su lado se ríe sin descansar porque sabe que no habrá quien pueda controlarlos. Son los dueños del mercado y de los grandes negocios, el gobierno es su socio y reparten lo ganado. Y no cumplen lo ofertado en campañas y elecciones y se roban los millones con mentiras y engaños.

Tu indiferencia

Tu indiferencia por  Eduardo Correa Ayer con tu indiferencia y tu pose distraída se abrió de nuevo la herida y un dolor en mi conciencia. Vi que de forma ligera volteabas y dabas la espalda y sentí que tu mirada se perdía en la ausencia. Acepto tu indiferencia y acepto mi retirada y aunque no he perdido nada me atengo a las consecuencias. No importa y sigue en tu andada, vive tranquila y feliz que aunque sé que te perdí me siento como si nada. Soy un hombre de batallas y peleo por la vida y aunque tenga alguna herida ¿qué importa otra puñalada?